martes, 4 de diciembre de 2007

Diversión y obtención de resultados

Lloré. Quién sabe por qué. Tal vez por rabia. Porque las cosas no son como uno las ve. Porque la perspectiva de otros es distinta. Por el boca a boca. Porque no se dirigen al que podría resolver la cuestión con la ayuda del otro. Porque se dirigen a otras personas y les cuentan lo que ellos han entendido. Y porque estas otras no lo entienden como las primeras pero tampoco como yo lo he querido decir. Tal vez porque no me explico.

Porque me tomo las cosas demasiado en serio. Porque entiendo comprometerse con algo de forma diferente a como lo entienden otros. Porque, y tengo miedo de pensarlo siquiera, me dedicaría ello. De ahí que mi compromiso sea mayor. Pero ahí me equivoco de parte a parte: lo hacemos para pasarlo bien.

Porque he considerado un reto personal el que salga adelante. Y no es así. Esto es un trabajo en equipo. Y todos necesitamos un empujoncito, apoyarnos en alguien. Sin embargo, creo que no me estoy apoyando en nadie y que me estoy dejando llevar. También todos necesitamos centrarnos de vez en cuando, pero no con gritos, como lo he intentado; si no con un ‘por favor’ y alguna palabra amable. Lo siento.

No podemos dar nada por supuesto. No puedo decir algo así como ‘si no viene es que no le interesa’ sin contar con la persona de la que hablo. No puedo decir algo así como ‘si no viene que lo haga Fulanito’. No puedo. Pero no razono y se me escapa. Y digo eso. Hasta puede que cosas peores. Precisamente porque le adjudico a cada uno el compromiso que yo adquiero con ello.

No obstante, no puede hacerse caso de lo que otros nos digan que han dicho de nosotros si esas palabras cambiarán acciones que pensábamos llevar a cabo. Debe hablarse, en esos casos, con el que ha dicho algo que nos atañe y dejarle claro lo que sea y lo que pensamos nosotros de esa cuestión.

Pensé que alguien tenía que tirar del proyecto para que saliera adelante. Está claro que me equivoqué. Pensé que hacía falta orden para coordinar un poco a todos en sus respectivas responsabilidades. Está claro que con mi forma de llevarlo lo único que he conseguido ha sido dejar atrás a personas que necesitamos ahora.

O bien no entiendo tampoco el orden como algo productivo, si no como algo que impida que nos divirtamos. Venimos a divertirnos, eso está claro. Y me resulta enormemente grato divertirme. Asimismo, me satisface enormemente que las cosas vayan saliendo. ¿Se puede conjugar la diversión con la obtención de resultados? Espero que sí. 

Siento haberme sobrepasado y no haber contado con todos. Ahora lo único que puedo hacer es lamentarme y no gritar. Lo siento de veras.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Información y comunicación

El Código de Ética y Deontología Médica de España dice muchas cosas. Pero no puedo dejar de destacar esto:

"... la información deberá ofrecerse al paciente de modo que no resulte perjudicial para el enfermo..."

¿Cómo que "de modo que no resulte perjudicial"? A veces esto tiene que ser harto difícil. ¿Y si lo que tienes que decir es algo 'gordo'? Tal vez el paciente se lo espere, pero no por ello dejará de ser duro saber que debes operarte de algo o conocer que conlleva sus riesgos y que existen complicaciones por muy buenas manos en las que estés. A veces creo que será incluso más duro decirle determinadas cosas a un familiar


La Ley de autonomía del paciente y de documentación clínica dice también muchas cosas. Pero destaco éstas:

"La información será verdadera, comprensible y adecuada a las necesidades del paciente y le ayudará en la libre toma de decisiones"

Y me gustaría resaltar aún más esa forma de tomar decisiones: "libre". No sé cómo será de libre si lo más probable es que le estés descubriendo un mundo nuevo al paciente. Como dijo López Lara (que me da Oncología y Medicina Paliativa), es como si vas a comprarte un coche y no tienes ni idea y te fías de las ventajas que te dice el vendedor de los automóviles que tenga. Ya no estás siendo libre.


Debes contarle todo al enfermo. Primero, por deber moral. Segundo, por deber legal. Y tercero, para prevenir una demanda. Pero, en ningún caso, debe actuarse para cubrirse las espaldas, si no para curarle y, si no fuera posible, aliviarle. Ahora bien, llega la Ley de autonomía del paciente y de documentación clínica y dice:

"Persiste el privilegio terapéutico sin información inmediata del médico"

Así que, después de ahondar en el derecho a la información del paciente (y en Medicina Paliativa añádase 'y de la familia'), te salen con que, 'de buenas a primeras', puedes decidir que algo no se lo contarás porque no le hará bien. Hete ahí un reducto de la medicina paternalista.


Creo que le contaré a mis pacientes lo que les pasa si quieren saberlo y sin palabras técnicas. Espero adquirir la destreza suficiente para transmitir confianza y que crean en mí para recuperarse o para prepararse para lo que venga.

martes, 13 de noviembre de 2007

Preguntar para conocer

Otro lado ‘divertido’ de las JEEM (y de cualquier reunión de cierto número de personas antes desconocidas que se precie) es el de los chismorreos. En mi caso, que alguien diga una supuesta intimidad mía a dos personas que conozco desde hace un día y medio  y con las que me llevo bien.

¿Por qué no me preguntan a mí para conocerme o, si creen que me conocen de día y medio, para confirmar o rechazar sus teorías en vez de elucubrar intentando dilucidar entre ellos si soy gay o no? Ya han visto que no muerdo.

Por otra parte, aunque esas personas a las que se dirijan me conozcan más, ¿acaso debe uno presentarse diciendo ‘hola, me llamo tal y soy cual’? Siempre digo que no voy a hacerme una camiseta poniendo lo que me gusta y lo que no. Un gran amigo me dijo que eso es como si, de buenas a primeras, vas diciendo por ahí que el pollo no te gusta con tal cosa o cocinado de tal forma. Y yo le dije, tienes razón.

Es como si tuviéramos que hacernos una ficha al conocernos: ¿alguna enfermedad importante? ¿alguna operación o ingreso hospitalario? ¿alérgico a algún medicamento? ¿a alguna otra cosa? ... ¿color preferido? ¿tendencia sexual?

A medida que nos relacionamos con las personas surgirán cosas que hagan que las conozcamos. Por ejemplo, si alguien, volviendo a la situación anterior, es alérgico al huevo; y varias personas que se conocen de hace un día comen juntas y hay huevo; el alérgico puede que lo diga o puede que no. O puede que alguien le pregunte si no le gusta el huevo al ver que no se lo come. Y entonces conozcan su alergia al huevo.

Así pues, el conocimiento nace de la experiencia. Seguro que algún filósofo lo dijo ya hace mucho tiempo.

Que los ‘conocidos recientes’ pregunten algo no me importa, lo que me importa es que no me pregunten a mí. ¿Quién mejor que uno mismo para resolver cuestiones como ésta?

lunes, 5 de noviembre de 2007

Primeras JEEM

60 personas de 23 facultades. Varios objetivos. Y muchas ganas.  Ganas de poner cosas en común. Ganas de conocer gente. Ganas de viajar (horas en algunos casos). Ganas de pasarlo bien. Ganas de 'perder' el tiempo por otros 30.000 estudiantes como nosotros.

No, como nosotros no. Ellos están tranquilamente en sus casas velando por su futuro formativo y por su futuro profesional. En cambio, nosotros, y sobre todo unos pocos de nosotros; 'prefieren' no solo velar por su propio futuro a corto y largo plazo, si no también por el de todos los estudiantes de Medicina.

Risas. Hielo. Bromas. Cánticos. Brindis. Charlas hasta tarde, íntimas o no. Líos, a veces más rápidos y otras... no tanto.
Promesas de viajes de vuelta. Ojeras. Cabezadas.

Y, no obstante, madrugón para escuchar (no para oír) interesantes conferencias, para participar en mesas redondas (en los dos sentidos), para descansar a media mañana (o no), para votar nuestros designios, para volve a liarnos la manta a la cabeza y prometer más participación.

Eso, a bote pronto, parecen haber sido mis primeras JEEM para mí. Seguro que dentro de un tiempo entiendo que esto significa aún más de lo que creo ahora. Gracias JB y, por supuesto, gracias al CO de Zaragoza.

domingo, 28 de octubre de 2007

Sueño teatro

Para la mayoría, entretenimiento. Habrá quien vaya asiduamente a representaciones con un nivel increíble. Ya me gustaría a mí. Aquí la oferta no es muy amplia que digamos y no estoy al día de lo que hay. Pero esa es otra historia.

Para otros, nada. El teatro, compartir unas emociones con unos personajes y sus historias, aunque sea como público; no significa nada. Para mí, asistir a una representación bien hecha es más que vivir un concierto extraordinario en primera fila. Pero esa es otra historia.

Para unos pocos, su vida. Ellos se introducen en la vida de multitud de personas y tienen la posibilidad de sentir con ellas. No sé si los envidio. Tal vez porque desconozco lo difícil que es abrirse un hueco. Sin embargo, imagino que debe ser sacrificado.

Llega una época del año en que me ronda por la cabeza las preguntas que a veces podemos hacernos: ¿y si hubiera hecho otra cosa? ¿y si me hubiera atrevido con lo que parece un sueño? ¿me vendría grande este traje?

Las respuestas no las sabré. Pero me contento pensando que lo que hago me gusta, y mucho. Y pensando que, en un futuro, me gustará ayudar a la gente en su día a día, de otra forma. No desde un escenario siendo alguien distinto cada temporada, siendo alguien desconocido para todos y conocido por los míos.

Me contentaré con ser alguien para quien me vea al otro lado de la mesa y con escucharle. Espero poder resolver el día a día de esas personas y ser alguien para ellos, aparte de para los míos.

viernes, 19 de octubre de 2007

Minutos paralizantes

Si fue a la fiesta no le vi.

Pero me lo pasé muy bien. Como siempre que salgo con gente tan estupenda como la que he encontrado aquí y me ha encontrado a mí aquí.

Eso, anoche, me bastó.


Un minuto decido que actúo.
Y al minuto siguiente pienso que mejor no.

Anoche alguien me dijo que fuera más discreto. Yo dije algo así como ‘qué más da’. Ése era un minuto dispuesto a actuar. Alguien se acerca por detrás y te tapa los ojos y te rodea, ¿qué haces? Pues pensar que es alguien conocido y seguirle la corriente.

Pero a continuación llega el momento de decir algo a alguien no tan conocido y, al mismo tiempo, el minuto en el que pienso mejor no. Son los 'minutos paralizantes'.


Seguro que esta noche tengo una compañía similar a la de anoche pero, ¿habrá ‘minutos paralizantes’? En ese caso, ¿cuándo? Estas y otras preguntas, puede que tengan respuestas. Y puede que las respuestas me gusten.

jueves, 18 de octubre de 2007

Fácil actuación

Parece fácil.

Pero no basta con una sonrisa. Una palabra. Un ‘hastaluego’. Un ‘¿qué patología era ésa?’

Habría bastado un ‘¿hoy iréis a la fiesta?’ Ni siquiera un ‘irás’ por no centrar la atención. Y eso que me digo que llamar la atención no me importa. Está claro que a la hora de la verdad sí.

Al menos a la hora de hacer ver algo a otras personas. Porque, confieso, he ‘medio bailado’, si se puede decir así, por la calle. Realmente se trataba de un pequeño ‘saltito’ de cuando en cuando llevando el ritmo de la canción. La música sale de mí, así que me resulta fácil. Pero esto da para otro día.

Volviendo al tema, si no hago que intuya la jugada que quiero llevar a cabo, cómo voy a conseguir algo. Si no señalo las cartas que quiero conseguir no vale de nada una sonrisa. Y, aunque intuya algo, puede que no lo tome más que por una impresión suya. Eso es, una impresión.

Dirá ‘ese chico parece simpático’. Y punto. Así no voy a ninguna parte.

Por otra parte, he dicho varias veces este mes que yo iba a estar muy tranquilo sentimentalmente hablando. Ser humanos es crearse expectativas. O al revés. Da igual. Viene a ser lo mismo. Pero no puedo basar algo que no es nada en expectativas. O lo dejo estar o actúo.

Actúo.

sábado, 6 de octubre de 2007

Lanzarse sin paracaídas

Encuentro fortuito.
Emoción intensa.
Ilusión vana.
Desvarío gratuito.
Palabras a raudales. Diálogo olvidado. Caras borrosas.
Palabras calladas.
Efusividad efímera.
Memoria recuperada.
Vergüenza perdida.

Coraje insuficiente.
Nada que perder. Salvo la aprensión al vacío:
El miedo a lanzarme sin paracaídas
y asfixiarme con la fuerte brisa.
A borrar un rato amable a cambio de un virtual beneficio.
Al riesgo.
A perder también: no poder repentizar,
ni improvisar, la falta de ingenio.
Además de inventar, invitar.
Si a alguna parte llegar quiero.
Si se tercia y si se dejan.

A ganar: confianza en uno mismo
para lograr lo que quiera ‘sin permiso’.
Para no arrepentirme por hablar sin inquirir
acerca de la vida ‘en común’ con algún semejante.
Por desatar mi lengua con bromas
pero no mi corazón con cosas serias.
Aunque sufra algo y a peor cambien las cosas.
Admirar más las estrellas próximas
y soñar con las lejanas sólo de noche.
Perder estas fortuitas ilusiones.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Sondeando de fiesta

Tres amigos de fiesta. Un chico y dos chicas. ¿Por qué narices si algún otro chico se dirige a al amigo-chico es para decirle que ‘ataque’? Para que elija y ofrezca una al otro. De acuerdo, se trata de sondear al que las acompaña para ver cómo está el patio. Pero, ¿es que no pueden dirigirse a ellas directamente?

En general, los chicos no bailan. Si acaso, se apoyan sobre un pie y luego sobre el otro con una copa o una cerveza en la mano. Pero, en general, ellas sí que bailan. Por ello la interacción resulta difícil. A no ser que un amigo de ellas ‘te guíe’.

Esos chicos miran al amigo-chico. Alzan las cejas. Sonríen. Éste no sabe si se trata de un saludo sin más. Pero entonces el primero dirige la vista hacia ellas. El amigo, entre divertido y expectante, pese a que aquel no tenga posibilidades; incita a ese chico a que actúe, a que se decida por alguna y les diga algo.

Quien no pregunta no sabe, decía una profesora que tuve hace tiempo. Cuando ellos preguntan lo que quieren es obtener vía libre y, alguna vez, puede que un aliado.

Personalmente, no me gustaría que me fueran infiel. Así que tampoco incito a nadie a que lo sea. Sin embargo, cuando les dices lo que hay: ambas con novio, o lo que sea; alguno insiste en que no debería ser un problema.

Es entonces cuando el amigo se pregunta, pues que tire el pa’lante. ¿Por qué sigue hablando conmigo? Luego se da cuenta de que podía haberlo resuelto de una forma más rápida. Si le hubiera dicho “soy gay” hubiera dejado de decirle que se liase con alguna. Quién sabe si realmente no se lo hubiera quitado de encima, jeje. No, seamos serios, en este caso no apuntaba maneras, como dice un amigo.

Queda dicho, que me dejan bailar a gusto. Y si quieren ligar con alguna amiga que se lo digan a ella.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Elegir

Se ha dicho mucho acerca de las elecciones que se nos presentan. Lo más cómodo es que otros decidan por nosotros. O que nos muestren pocas opciones y nos digan los pros y los contras de cada una de ellas. Pero para algo tenemos la cabeza (amén de para comernos el tarro de vez en cuando con otras cosas realmente más banales).

Otro aspecto a tener en cuenta es en función de qué seleccionamos la opción que sea. Para nosotros es obvio que será la mejor. O, al menos, la que mejor se acomode a nosotros.

En mi situación, primero pensé en el contenido de la optativa (aquella asignatura que debes escoger entre varias para cubrir un número de créditos y de la que pocos esperan sacar provecho en un futuro). Después pensé en las horas que suponía y cuándo (primer o segundo cuatrimestre, meses y días) y en la evaluación (por asistencia, trabajos, exámenes, ...).

La optativa que yo había elegido, recomendado por otros compañeros de cursos superiores; pintaba muy bien. Sí, “había elegido”: no he podido cogerla.

Lo peor de elegir es que cuando por fin te hayas decidido te digan que esa opción ya no está disponible. Por ejemplo si en una heladería hacen determinado sabor que te encanta pero un día se les acabó y te ves obligado a coger otro que no te entusiasma tanto. En mi caso, porque el número de alumnos había alcanzado el tope. Por eso siempre hay que tener un plan B.

Barajaba otras tres optativas. Y ahí, habiendo descartado una por el contenido; entre las otras dos, siento reconocerlo, fue decisivo que hubiera que hacer un trabajo en común. ¿Quién cogería esa optativa? ¿Alguien conocido? ¿Me costaría ponerme de acuerdo con otras 2 o 3 personas? ¿Y todo eso para aprobar? Y alguna pregunta más.

Un día después de matricularme, un profesor de la optativa con el trabajo en común manda un correo recordando que tiene una optativa y que cada vez se le da más importancia. Tarde. Pero quién sabe si otro año la cogeré.

Quién sabe si lloverá esta tarde.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Satisfacción

1. f. Alegría, placer, gusto: “su mayor satisfacción es ver crecer a sus hijos”.
2. Razón, acción o modo con que se repara una ofensa o un daño: “exige una satisfacción por los insultos recibidos”.
3. Cumplimiento de una necesidad, deseo, pasión, etc.: “la satisfacción de la sed se logra bebiendo”.

Hoy día, en mi caso, puede que sea más bien haber conseguido logros que sólo yo mismo con mi voluntad podía superar. Logros que hacen que se termine una parte de lo que hago para entrar de lleno en una segunda mitad. Eso sí, con el apoyo y la confianza de mi familia y amigos, con el que todo es algo más fácil.

Además, a pesar de algunas rencillas que me pillan en medio, todo marcha bien entre los amigos y amigas, así que no me quejo. La familia bien, gracias. Y no es el típico “bien, gracias”; si no que muy bien.

Si, además, unos amigos te visitan y se lo pasan pipa (y tú con ellos), entonces mejor que mejor.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Algunas casualidades

1. Una amiga tiene un novio. Y éste tiene una prima que ha sido compañera de mi hermano en el bachillerato.
2. Un amigo tiene una amiga. Y ésta conoce a una chica que es compañera mía de carrera.
3. Dos amigos que estudian en la misma ciudad que yo tienen un compañero de la misma ciudad que yo. Ese compañero tiene un amigo que tiene una novia. Y ésta conoce a otra amiga mía.

De acuerdo, nací en una ciudad que no llega a los 300.000 habitantes. Y estudio en otra de en torno a 320.000.

Sin embargo, la casualidad más reciente y la más increíble es dar con alguien que dice haber vivido en la misma manzana que tú hace tiempo. Y dar con esa persona por casualidad. Por buscar la letra de Toy Soldiers, de Martika; y de un blog pasar a otro.

Se ha dicho de todo de las comunicaciones y, sobre todo, de Internet. Pero una cosa es segura: pone en contacto personas de cualquier sitio del globo. Y esto confirma que incluso vecinos entre sí.

Pero, ¿alguna vez alguna casualidad puede querer decir algo? Toda la vida estamos conociendo gente con la que podemos tener más o menos afinidad. Y, si nos movemos un poco, estamos aumentando mucho las posibilidades de conectar con alguien.

Cuando, estando lejos de tu hogar, conoces a alguien de tu misma localidad; al tener algo en común, al tener un nexo que no tienes con los demás que conozcas lejos de tu hogar; se alcanza una empatía que puede predisponerte a actuar de cierta forma.

Al final, las casualidades dirán lo que nuestros actos digan. Intento hacer memoria y no creo que alguna casualidad me haya empujado a algo más que a un trato distinto alguna vez.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Allá, allá lejos

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.


Luis Cernuda, Donde habite el olvido.

Unos de mis poemas favoritos y, ya que da nombre a este cuaderno de bitácora, tenía que ponerlo.


¿Cuántas veces no hemos querido evadirnos? Poder suspirar y que se vayan, al menos, un par de preocupaciones. Dormir por mucho que el viento no amaine. En cierto modo es egoísta pero, de otra forma, con 'problemillas' rondándonos, ¿en qué nos vamos a concentrar?

Una piedra sepultada entre ortigas que ni sienta ni padezca.

Ahora mismo no hay ningún 'objetivo', como yo digo. No hay unos ojos que quiera tener por horizonte el resto de mis días. Pero si aparece algo posible enseguida mi cabeza le dará vueltas. Es una pena (o eso creo) que mi cabeza sea muy dada a elucubrar.

Amabilidad habitual

"Cuanto más esperas y dejas para más tarde las cosas agradables que deberías hacer regularmente, más difícil es hacerlas, hasta que al final tienes que forzarte a ti mismo a ser agradable, a ser considerado, y no es fácil porque estás avergonzado de no haber hecho esas cosas fáciles y agradables de una forma natural. También la gente con la que eres amable temrina esperando tu amabilidad habitual. Eso es lo que ocurre, en una palabra."

Qué bien describe esta párrafo lo que suele pasar todos los días, todas las vidas. Somos como somos. Pero, ¿nos ven cómo somos? Es obvio que sólo ante algunos nos mostramos tal como somos. ¿O nos mostramos tal como queremos ser? Ya me estoy yendo por las ramas.

Lo principal de este párrafo es que me ayudó a ver una gran verdad: si acostumbramos a las personas (cercanas o no) a una forma de ser, luego se extrañarán si reaccionamos de una manera que no esperan ante cualquier hecho, por nimiedad que sea, si creen conocerte, aunque sea sólo un poco.

Por cierto, se trata de un fragmento de "Una historia en bicicleta", de Ron McLarty, que nació como novela a partir de un libro de autoayuda del mismo autor que tuvo gran éxito en EEUU.