sábado, 2 de febrero de 2008

Libro rescatado

Fue Hipócrates quien introdujo el concepto histórico de enfermedad, la idea de que las enfermedades siguen un curso, desde sus primeros indicios a su clímax o crisis, y después a su desenlace fatal o feliz. Hipócrates introdujo así el historial clínico, una descripción o bosquejo de la historia natural de la enfermedad, que expresa el término "patología". Tales historiadores son una forma de historia natural... pero nada nos cuentan del individuo y "su historia"; nada transmiten de la persona y de la experiencia de la persona, mientras afronta su enfermedad y lucha por sobrevivir a ella. En un historial clínico riguroso no hay "sujeto"; los historiales clínicos modernos aluden al sujeto con una frase rápida (hembra albina trisómica 21), que podría aplicarse igual a una rata que a un ser humano. Para situar de nuevo en el centro al sujeto (el ser humano que se aflige y que lucha y padece) hemos de profundizar en un historial clínico hasta hacerlo narración o cuento; sólo así tendremos un "quién" además de un "qué", un individuo real, un paciente, en relación con la enfermedad... en relación con el reconocimiento médico físico.


Oliver Sacks, profesor de neurología clínica en el Albert Einstein College de Nueva York, "me regala" el anterior párrafo en el prólogo de un libro llamado "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero", el cual tengo desde hace dos años.

Aunque recomendado por unos profesores, una serie de casos clínicos, por muy curiosos que sean; no es lo primero que se me antoja leer cuando dispongo de algo de tiempo. Pero ya iba siendo hora de que lo empezase. Y creo que me voy a alegrar.