martes, 18 de noviembre de 2014

9 sobre 10 (29/09/14 y 1/10/14)


Triana vieja y herida,
Aún late, sigue pulsando,
Continúas aquí en vida.
Y aunque desde lo más alto
Tristes eran las esquinas
Monte de casas plagado,
No ignoras la dulce risa
De los niños que a tu lado
Al colegio acudían.



De los gruesos muros blancos
Mucha cal se desprendía:
El pasado hecho pedazos.
Pequeña ya era la ermita
El día que la idearon.
Ahora se ve chiquita
Y el pacífico tan alto.
Naranjas flores bonitas 
Adornan el bello patio.



Pleno sol en la avenida,
Las arrugas no ocultando,
Las hay, casas, desvalidas
Que tampoco se ven tanto,
Mas pintura necesitan
Aunque las veas de lado.
Balcón, plantas, alegría,
Para quien siempre se ocupa
Y también para quien mira.


Imágenes tomadas por mi en el barrio de Triana en las Palmas de Gran Canaria.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Atardecer en terraza

Reposaba los pies sobre el cojín de la silla contigua. Unos insectos, esperaba que no mosquitos, revoloteaban como queriendo acercarse a su cerveza. Pero no quería apurar la cerveza. Reina, según la copa. Quería seguir oyendo temas como Noches de bohemia y de ilusión, I promised myself o Rivers of Babylon. El matrimonio sentado en un banco, al tocar las campanas algo antes de las 20h, se levantó y puso rumbo a casa. Le han recordado a Tita Concha y Tito Álvaro. Y a tantos otros.

Y decidió escribir el momento a la luz de los focos que iluminan la plaza de la iglesia -los que iluminan la iglesia de San Juan Bautista parecen haberse fundido- con las ruedas rebotando en los adoquines al paso de los coches alrededor de la plaza. It's electrifying. Perdón, el audio se ha colado.

Gira la cabeza, por si algún camarero estuviese a la vista. Pero no. Le apetece pedir la clave de la wifi, otra caña -vaya, en qué momento la ha acabado- y unos quesos canarios, si tuviera. «The one that I want... The one that I need». Vaya, otra vez. Pero nadie de camisa negra, como la de Juanes -no no, ahora suena Enola Gay y original, nada de después de los 80-; llega a la terraza -ocho peldaños por debajo del café pues nos sentamos en la misma plaza-. Si antes lo escribe, antes se acerca un camarero.

Tienen raciones y bocadillos. Al fin y al cabo es un café. ¡Pero sí que tienen quesos! A ver qué tal he elegido: media ración de atún en adobo, media de quesos y una caña. Humm la wifi cuando vuelva. Que el móvil lleva cargando desde que llegué y no hay que pasarse.Vaya, ahora hay posavasos y es de miau, como dice una amiga. Así que puede que la cerveza no sea Reina.

¡Y no estaban fundidos, es que son algo más perezosos! Me recuerda a la iglesia de San Lorenzo. Es bonita. «¡Vida es vida!» que gritaba más que cantaba Joaquín Reyes en un monólogo. «When we all give the power/We all give the best/Every minute of an hour/Don't think about the rest...». Ha venido el atún y el queso majorero de Fuerteventura. Esto sí que es life. Ah, y la palabra de paso, que dicen los franceses. «It's another day in paradise» le quita de la boca Phill Collins.

[...]

Ha cenado a horario europeo. Suenan las campanas de la iglesia. Antes de tiempo. Al contrario que el reloj, pues por el de muñeca no son las 21. 22 en la península. O tal vez ha cenado a esta hora porque en la península estaría cenando. No cree.

Supongo que el día ha hecho que tuviese hambre antes. Al subir a lo alto de Teror tras comer un buen bocadillo de chorizo, pero sólo comer eso; tumbarse al sol en Bañaderos, y en bañador -para los que encuentren curioso el nombre diré que no deben confundirse: si lo conoces tiene sentido-; patear Arucas a velocidad de vértigo también hasta lo alto, por dudar quedarse a cenar y volver tarde a la capital o pasear rápido y pillar bus siguiente a Las Palmas. Ha hecho bien.

Una pareja con mucho de lo que hablar hace que oiga peor la música. El grupo de cuatro mujeres algo más lejos también contribuye un poco. A los últimos en sentarse, otra pareja, apenas les ha oído. Cena, zumos y cañas. La comanda es diversa en cada mesa. En ésta no queda nada más que un poco de pan. Y en la mochila dulces del monasterio del Cister, por supuesto. No iba a irse de Teror sin comprarlos. De hecho merendó un par antes de irse de la playa. Menos mal. Porque si no, nada de «we will rock you», digo de paseos, por Arucas con la batería al 5% haciendo fotos al atardecer.

Llegan otras tres personas y rondan las 21:30 así que llegó el momento de pedir la cuenta, recuperar el móvil y decir «Something stupid like I love you» a esta plaza, al café El Parque de Arucas (teléfono 928634198) y al día de hoy.  Estaría genial volver.

domingo, 13 de abril de 2014

Una de teatro

Albert Boadella, Arturo Fernández y Don Juan Tenorio en una misma frase. No hubiese sido tan fácil de no ser por la admiración del actor y dramaturgo catalán por el actor asturiano y tampoco sin la obra del primero, basada en una adaptación de Eduardo Galán del Don Juan Tenorio de José Zorrilla (youtube).

Y la admiración no es para menos pues a este gijonés, nacido como yo un 21 de febrero, pero de 1929 (les ahorro la cuenta: tiene ya 85 años); le siguen sentando bien los trajes y la memoria no le falla.

Por Don Juan no pasan los años. Pero la directora de escena, Angie, encarnada por una estupenda Mona Martinez, pretende reducir a sus instintos más primitivos el arquetipo machista y conquistador que es, pues Don Juan llega a apostar cuán rápido es en conquistar a una novicia, Doña Inés, e incluso a conquistar a la prometida de su rival contabilizando hazañas, Don Luis Mejía.

Para ello Angie realiza una serie de ejercicios que al actor veterano, Don Fernando-Arturo (que interpreta al Comendador Don Gonzalo, padre de Doña Inés) le resultan más propios de otros escenarios que del teatro. Así que los duelos Arturo-Angie, uno a favor de recitar el verso, otra de desnudar el verso y dejarlo en movimientos y hechos, serán constantes.

Desde que el autor siciliano Luigi Pirandello (1867-1936) y Premio Nobel en 1934 propusiese el metateatro (el teatro dentro del teatro) no pocos le han seguido, aunque al principio resultaba tan novedoso que debía explicar su planteamiento. Él mismo clasificó tres de sus obras como “edición definitiva del teatro pirandelliano”: Seis personajes en busca de autorCada cual a su manera Esta noche se improvisa (la cual una vez representé con el grupo de teatro del Colegio Mayor). En todas ellas, directores, técnicos y actores pasan a ser personajes dentro de la obra que ensayan, como es el caso también de Ensayando a Don Juan.

Así pues también me recuerda a La función por hacer, ganadora absoluta de los Premios Max de teatro de 2011, y que, basándose en Seis personajes en busca de un autor, nos contaba una historia diferente.

Sería quedarse corto si en el análisis de Ensayando a Don Juan nos quedamos solamente con esos tres temas: el machismo de Don Juan, el metateatro y los movimientos de vanguardia del teatro que buscan vaciarlo de movimientos vacíos y arcaicos. También se menciona la televisión, la homosexualidad, la experiencia como fruto de la vida y la juventud. Incluso Don Fernando-Arturo da su opinión acerca del final del Don Juan Tenorio que todos conocemos.

La juventud/impulsividad versus senectud/experiencia se representa con los diálogos entre los personajes de Don Fernando-Arturo Fernández y Cristian(el actor que hace de Don Juan)-David Boceta, que resulta muy creíble y versátil pues puede ser tan primitivo como Angie quiere pero también recitar tanto como a Don Fernando le gustaría.

Pero esa pareja no es nadie sin Sara Moraleda, una dulce Blanca-Doña Inés (que para esta versión debe ser menos monja que nunca); un genial Janfri Topera como el tramoyista Manolo (que lo mismo les da el pie que les pone música); y Jesús Teyssiere (como un afeminado Miguel-Don Luis Mejía).

Hemos podido verla en Santander en el Palacio de los Festivales anteayer viernes y ayer sábado a las 20:30 en una única sesión de 2h sin descanso. Si tenéis oportunidad de verla no la pierdas. Me ha gustado: creo que merece la pena. Es divertida y fresca. Y Arturo no dice chatín en ningún momento. Un acierto.


Saludos teatreros.

viernes, 7 de febrero de 2014

El calabacín de los 40€

Érase una vez un niño con un calabacín tan grande y una cachaza también muy grande, que por hacer crema de calabacín perdió un tren.

La crema de calabacín debía hacerse durante 20 minutos a 100º con velocidad 1. Sí, este niño usaba un robot para cocinar, lo que le permitió tener todo a punto para tomar el tren.

Todo a punto salvo la crema. El robot iba descontando y ya estaban próximas las 13:30, cuando a las 13:40 salía el tren. Menos mal que un taxista ágil le dejó a tiempo. A tiempo para tener la misma cara que otros 2 pasajeros al ver cómo les decían que había que llegar al menos 2 minutos antes no al ahora de salida. Así que vieron cómo se iba el Alvia. Una trabajadora dijo que intentar llegar a la siguiente parada sería muy justo: 14:06 la siguiente hora de salida.

Pero nuestro protagonista, ni corto no perezoso, le dijo a un taxista “a la estación de Renfe de Torrelavega, he perdido el tren y vamos a intentar pillarlo.

El taxista dudó unos segundos, pero raudo cogió la salida y allá que fuimos. Nunca un viaje tan corto se hizo tan largo. Le pisó un poco, todo sea dicho.

Y a las 14:04, tras parar en una gasolinera para preguntar por la estación -qué mal indicada está, madre mía- y después de que el taxista viera un panel de adif; respiré un poco.

2 minutos antes de la salida se cierra, dicen. ¡Y ya era la hora de la salida! Tarjeta en mano para pagar le digo al taxista “¡es ése!” Y entonces me baja la maleta y recita su número de móvil y añade: ya me pagarás. Me bailan los números, lo recita de nuevo. Miro el tren. Él coge un papel y anota su número. Al fin me lo entrega y accedo al andén directamente. ¿A Madrid? -pregunta un trabajador- cruza las vías y sube.

Las cruzo. Me pide otro el billete. Me tiemblan las manos. No sé si le he dado las gracias al taxista. Sube y ya te lo pedirán dice.

Y lo cierto es que hasta ahora nadie me lo ha pedido: ¿les habrá llegado que uno de Santander intentó llegar?




Basado en hechos reales.
20131011