miércoles, 17 de agosto de 2011

Reencuentros

Un amigo dice que irá a verte a tu ciudad determinado fin de semana. Y debes salir con él, claro. Me dolió rechazar una invitación a Nueva de Llanes, donde me reencontraría con un puñado de amigos a los que vi por última vez en un funeral a la vuelta de Semana Santa. Pero gustoso le enseñaría la ciudad a ese amigo.

Y, en el último momento, ese amigo te dice que no sale. Que, en tu noche libre de sábado, está muy cansado por haber salido el día anterior hasta hacerse de día. Al menos le viste anoche, piensas. Parecía torcerse el plan. Y yo sin Nueva de Llanes. Menos mal que aún hay amigas con las que bailar hasta casi perecer, así que no importa. O no me importará cuando me lo esté pasando bien con ellas, recapacitas. Añadiré que también vi a dos amigos a los que hacía meses que no veía (uno desde febrero, aunque alguno diría que un año) y disfruté de unos fuegos y una caña con otro par.


Con lo que no contaba de ninguna manera era con que, al atravesar un bar por escuchar la música y no hacerlo por la calle (en ese camino hacia casi perecer), me diera de bruces con el pasado. De hecho, el pasado me cogió del brazo y me llamó por mi nombre. Me dijo que estaba igual. Ella estaba incluso mejor que hace... seis? siete años? Mi estupenda era sincero, aunque ella lo negara.

Y nos pusimos al día, aunque eso es casi imposible con tanto tiempo como ha pasado y tantas cosas como, supongo, habrán pasado en nuestras vidas. Lo más curioso es que es de Nueva de Llanes. Su yo del pasado era muy divertido, como le dije al amigo que no veía desde febrero.

Salí del bar, donde esperaban hacía rato ya las amigas con las que acabo muerto y a gusto después de la fiebre del sábado noche, con una sonrisa. Y no era para menos. Cuando has sentido algo por alguien, aunque no haya pasado nada, queda algo ahí. Al menos a mí me ha pasado alguna vez. Y ahora pienso que me gustaría que nos conociéramos de nuevo.

¿Por qué no hemos sabido nada uno del otro si tan bien me lo pasaba? Pues la respuesta es muy fácil: distintos institutos y conocerse al final de un curso, distinto lugar de veraneo y, finalmente, distinta ciudad para la carrera. Aunque quedamos alguna que otra vez, había un novio, ...


Hasta otro impulso de escritura.
O hasta que me encuentre a alguien que haga mucho que no vea.

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