lunes, 8 de diciembre de 2008

Desde que te conocí


Era una mañana
sombría de noviembre
las hojas caían ya de los árboles
y se tornaban amarillas.
Soplaba una brisa suave,
pero bastante fresca.
Y apareciste tú
surgió el calor del
cortante viento y
el helado suelo.
La luz de entre las
tinieblas y la oscuridad.
Me quedé sin palabras,
la mente en blanco,
perdida la mirada,
la boca abierta.
Con firmeza lo recuerdo,
pues guardado está en mi mente
me saludaste cual ángel,
a la vez del infierno y del cielo.
...


Esto es como desclasificar un documento secreto. Han pasado diez años. Y hemos cambiado. Aquel yo y éste. Pero para mejor.

2 comentarios:

senses and nonsenses dijo...

ains... no me vendría nada mal un poco de luz, entre tanta oscuridad y con tanto frío.

un abrazo.

Anónimo dijo...
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