jueves, 25 de febrero de 2010

Dejar ver

No quiero ni oír hablar
de otros planetas,
yo preferiría explorar
lo poco que dejas ver.

¿Hasta qué punto lo desconocido nos atrae y acaba resultano ventajoso o no? O, mejor dicho, ¿hasta qué punto conocemos lo que conocemos? Y las siguientes preguntas son: ¿merece la pena descubrirlo? ¿aquello que brilla por fuera necesariamente guarda un tesoro en su interior? ¿por qué es tan atractivo aquello desconocido (para un ser con un poco de curiosidad, por supuesto) así como lo prohibido? ...

Algo así parecía plantearse, al menos a mi modo de ver, Fangoria en Interior de una nave espacial abandonada:



Además, aunque parezca que no hay nada tras una fachada de luminosas bombillas de colores, es habitual que no podamos evitar dejar de tenerla en cuenta. Como canta Alaska:
No es tan fácil separar
tu noche y mi amanecer
y sigo soñando
que si vas a aterrizar
me avises para saber
el cómo y el cuándo.



Ésa es la actuación en el FIB de 2007, pero el siguiente enlace corresponde a una canción descubierta recientemente, también de Fangoria, Teatro del dolor:

No hay comentarios: